domingo, 23 de septiembre de 2012

Una mujer adulta que es reclamada por su adolescencia

Estas últimas semanas he vivido cosas que de "adolescente" no pasé, por aquello de mi infatua  precocidad que me tildaba hasta el orgullo de ser más madura que los de mi edad...

Pero no, nadie se salta la adolescencia! sobre todo porque ahora que siento que vivo a ratos capítulos de "inmadurez" nunca probada, me doy cuenta que mis "necesidades" mis "carencias", mis "dolores" y "padeceres" eran otros, pero como a la mayoría de los adolescentes de mi época, tenía yo quien me las cubriera o curara o al menos a quien revelarme en contra de sus consejos, curas y compensaciones...

Hoy, reflexiono sobre una conversación con un amigo muy querido, acerca de que a veces "actuamos como adolescentes" y luego de reírme con él y hasta sentir que tenía razón, pues ahora difiero; no, amigo mío, no somos "como adolescentes", es peor que eso si a ver vamos! 

Verás, se trata de que somos personas con más edad, pero en fin personas, esas que interactúan, sienten, padecen, ríen, lloran, aman, con mayor o menor intensidad por motivos distintos, en lugares y posiciones distintas a las que teníamos cuando éramos jóvenes, pero no...  ya no somos "como adolescentes", no de aquellos que estudia la psicología del desarrollo... aquellos, los que fuimos, estaban en pleno derecho -por su edad- de adolecer y quienes estaban a cargo de su desarrollo tenian la obligación de compensar esas carencias...

No, no somos "como adolescentes" amigo mío, somos  personas con carencias, padeceres, que cometemos errores, que reímos y a veces disfrutamos la vida como cuando niños (y esta parte casi nunca no las permitimos porque ya "somos grandes" y la mayoría de las veces actuamos como si fuéramos delincuentes...),  no, no somos "como adolescentes", SOMOS ADOLESCENTES, porque adolecemos de tantas cosas, si, solo que esta vez, en esta etapa,  a nuestra edad, nadie distinto a nosotros mismos responde de lo que hagamos, ni está obligado a aconsejarnos que hacer o que camino tomar, nadie se convierte en nuestro juez y verdugo, nadie distinto a nosotros mismos... Pues cuando se tiene mi edad y la tuya, nos convertimos en el fruto de nuestras decisiones, no tenemos quien responda de ellas, solo nos tenemos a nosotros mismos.

Digo esto para contarles algo que me ha venido rondando por mis entrañas y con esta absurda congruencia de sentir y pensar con la lengua (y en este caso con los dedos) les cuento, que me he estado cuestionando cuál es el rol de Dios para los adultos, si, para aquellos  que somos personas equivocadas en la vida, esas tipo normales como yo, que las monjas de mi colegio fácilmente calificarían de pecadoras y desviadas del camino de la santidad (bueno, eso también lo podrían decir algunos excompañeros de trabajo, alguno que otro ex-novio o mis socios o miembros de mi familia, jejeje -ay Dios!-). 

Mi respuesta, la primera que me vino a la mente fue, que si yo decidí ser así, o hacer lo que hago,  mas o menos, como es que voy a pedirle a Dios ayuda, consejo, consuelo, luz, etc, y todo eso que los padres, madres o representantes le dan a los niños, niñas y adolescentes?.... No que va!... Ay mucha gente necesitada en este mundo que requiere a Dios mas que yo, gente mas santa o al menos, no tan "pecadora"... pero ya lo dije, soy persona y necesito, adolezco... soy adolescente sin derecho a pataleo ni terrenal, ni mucho menos celestial... 


Luego pensé en lo mucho que ha significado en mis carencias cubiertas durante mi vida (incluyendo todas las etapas de la psicología del desarrollo), mi fe. Yo a pesar de ser la menos santas de las que escriben blogs, o tienen nombre de mujer sobre la tierra, yo soy una mujer de fe... mi vida siempre a pesar de mi acciones y de mis errores, la he llevado adelante con un halo de esperanza, de que al fin el amor me salvará... solo que como lo he dicho antes, soy pésima para eso del amor y sus añadiduras... lo más cercano que he estado al amor es por mi devoción a mis padres y a mis amigos... del resto, la fe se me atomiza, y no quiero decir con esto que se dispersa por todos lados, sino que se minimiza a una partícula de átomo... y entonces si Dios pasa cerca en ese momento, seguro dice "mujer de poca FE" y sigue su camino, así, me vuelvo a quedar sin amor, sin Dios... aunque siempre con Esperanza, que ya en mí, es costumbre pensar que la próxima vez todo será mejor... y, al mejor estilo de Scarlett O´hara en "lo que el viento se llevó", pienso "Al fin y al cabo, mañana será otro día"...


Por eso, hoy con la fe mas pequeña que un neutrón de polvo y arrastrando mi cobija para invitar a mi soledad a hacerme barras y seguir haciéndome la mejor discípula de Cabral, con aquello de que si tiene solución, porqué lloro? y si no tiene solución, porqué lloro?, entonces, okokok! pues, no lloro! (aunque aclaro, aquí entre nos! adolescente que no llora es un fraude). Y así, sin llorar, con este fraude adolescente que soy, me acerqué a mi Biblioteca poblada de poetas que plasmaron sus adolescencias de amores, políticas, batallas...(sin importar su edad...) y abro mi biblia y me regaña nuevamente, como a una adolescente y me dice que no juzgue a los otros, porque de esa manera seré juzgada... aguanté mi chaparro y seguí leyendo y me gustó y me alivió... y se me nubló la mirada y mi fe se me esparció en el pecho y quise compartirlo con mi amigo que ya no tiene tanta fe y con mi amiga que le angustia que su fe no le alcance:










"Pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá la puerta.8.Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y se abrirá la puerta al que llama.9.¿Acaso alguno de ustedes daría a su hijo una piedra cuando le pide pan?10.¿O le daría una culebra cuando le pide un pescado?11.Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡con cuánta mayor razón el Padre de ustedes, que está en el Cielo, dará cosas buenas a los que se las pidan!12.Todo lo que ustedes desearían de los demás, háganlo con ellos: ahí está toda la Ley y los Profetas."
 http://www.bibliacatolica.com.br/16/47/7.php#ixzz27Lpm7LgT
Soy mujer que adolece, padece, pero con mucha fe y esperanza de que alcanzaré lo que quiero y que encontraré lo que busco... y a mis amigos estoy segura le sucederá lo mismo y mucho más... 
no soy santa, solo creo en Dios, ojalá también él me perdone.

Esther Nayarí